La
teoría de la justicia social en Raúl Roa García
Dra.
Zoila M. Fajardo Estrada
Profesora de la Universidad
de La Habana, Cuba.
RESUMEN.
Un acercamiento a las
problemáticas del socialismo conduce a interpretaciones disímiles a partir de
los criterios interpretativos, que como supuestos, establecen directrices con
relación a qué entender por este tipo de sociedad. Para algunos, el punto medular
se sitúa siguiendo tendencias repetitivas conservadoras de lo oficialmente
expuesto por los clásicos u otros pensadores con prestigio institucional.
Semejante medio de análisis permite brindar desde la episteme de la filosofía
política una concepción de la justicia social como totalidad orgánica, que
encierra en su seno las aspiraciones, intereses y valores por los que se ha
conformado la humanidad en su realización espiritual y productiva material. Al
estudiarla en sus ejes centrales, el sentido político y el ético, nos
acercarnos a Roa y a su época, desde Roa.
Desarrollo
Un
acercamiento a las problemáticas del socialismo conduce a interpretaciones
disímiles a partir de los criterios interpretativos, que como supuestos,
establecen directrices con relación a qué entender por este tipo de sociedad.
Para Latinoamérica las perspectivas de análisis varían según las posiciones de
los autores. En algunos, el punto medular se sitúa siguiendo tendencias
repetitivas conservadoras de lo oficialmente expuesto por los clásicos u otros
pensadores con prestigio institucional. Según los contextos se alejan
estas, en mayor o en menor medida, del
marxismo expuesto al mundo durante la prevalencia de la Unión Soviética y las escuelas marxistas fundadas en este
período, que mucho aportaron en las formas de decir y actuar de los hombres
declarados seguidores de esta teoría.
De
cualquier manera, una lectura consecuente del marxismo para estos lares no
puede ser inconstante con el propio legado ofrecido por sus clásicos. Se trata
de contextualizar la obra del clásico y la situación histórica a la que se
enfrenta el pensador. Tener en cuenta el método dialéctico materialista
ofrecido en virtud epistémica; y no pasar por simple la actitud crítica que
permite sobre la base de la herencia moderna, dudar para crear, si lo que se
pretende es ofrecer interpretaciones alternativas en función de romper con el
sentido común y situarse por los caminos de la emancipación social.
Una
revolución social es legítima si pretende asentar sus bases, trata de roer
desde sus raíces los condicionamientos establecidos por la sociedad anterior,
para vincularse a nuevas formas de hacer la vida de los hombres inmiscuidos en
el contexto histórico del que se trate. La legitimidad de la revolución se
establece a partir de la aceptación de los miembros de la sociedad de la
propuesta que en términos de proyecto se postula como acto a fundar. Lo nuevo
no está exento de resistencia y es ella la que condiciona las formas de hacer a
partir de la modulación de los ideales y realidades, trazan estos los medios y
fines a lograr en el controvertido mundo de lo social.
Entender
no es comprender. El entendimiento proporciona una cualidad intuitiva que
permite ordenar nuestros juicios, juzgar lo inmediato de manera general. La
comprensión establece sobre la existencia humana una capacidad de razonar en
términos de posibilidad, de proyecto, en tanto permite superar la explicación
de causalidad para situarse a partir de saberes donde cuentan las relaciones
intersubjetivas, el conocimiento, los valores y la práctica como criterios de
razón.
En
esta óptica de análisis puede situarse la comprensión de la realidad marxista
para un proceso revolucionario abarcador. Se trata de construir un nuevo tipo
de civilización, lo que implica situarse por encima de los parámetros
libertarios, en aras de lograr desenajenar la sociedad. La emancipación
comunista se sitúa a partir de tres definiciones básicas relacionales por
excelencia, ellas expresan las contradicciones en las que está inmiscuida la
sociedad que la antecede: la alienación hombre- naturaleza; la alienación en
las relaciones de los hombres entre sí; la alienación con relación a la
propiedad de los medios fundamentales de producción. Desde esta perspectiva, la
propuesta socialista como sociedad preparatoria o de tránsito hacia la nueva
civilización debe romper con los esquemas explicativos que en símbolos, emociones,
y sistemas de convivencia humana sitúan al modelo de apropiación capitalista
como el único posible.
Los
mecanismos de salto cualitativo en condición de potencia hacia un nuevo tipo de
sociedad se establecen a partir de las condiciones materiales de vida. Pero no
basta con saberse que se vive bien o mal. Se trata de legitimar una propuesta a
partir de los mecanismos mentales fundados, es decir, la demostración y la
explicación causal. Ambas presentan limitaciones, en tanto expresan el
reconocimiento de la instancia humana y sus juicios de valor de carácter
histórico, lo que condiciona las respuestas a las preguntas hechas por el
hombre a partir del hombre mismo. Sin embargo, para el marxismo la solución
crítica busca romper prejuicios para situarse desde el hombre mismo hacia la
comprensión como recurso de proyecto situado más allá de la utopía y la
realidad manifiesta.
Una
lectura comprensiva de la realidad cubana puede situarse en la obra de Raúl Roa
García. Pensador que, buscando saltar los límites de su tiempo, es un hijo de
su época. Utiliza para expresarse el mejor medio que encuentra, la herejía y
desde ella, su arma fundamental la crítica. Contextualiza usando la lógica
histórica para fundar posibilidades a su país y la región.
Dado
el momento en que vive, sitúa como medio liberador de una república mediatizada
la lucha armada, y junto a su época la
reflexión como recurso de escape al autoritarismo establecido en el sentido
común, arbitrio de interpolación de las relaciones de poder a todos los
niveles.
Al
concebir lo político como capacidad,
tiene en cuenta su reflexión la disposición, facultad o posibilidad para hacer
real esta aptitud insita de los sujetos sociales, lo que brinda al lector de su
obra un análisis coherente en espacio y tiempo histórico de la presencia de
esta condición en la civilización humana. A tal empeño sirve una concepción de
la sociedad como continuidad de momentos históricos concretos de reproducción
material y espiritual de vida, que garantizan determinadas condiciones
subjetivas que mellan épocas. Se involucran de esta manera valores, intereses y
necesidades que fijan, juntos y no en yuxtaposición, formaciones sociales en
sus sentidos más amplios
Una
segunda perspectiva de análisis en la obra de Roa vincula a la política como concepto relacional. Su dirección de
análisis desde aquí, pretende dirigirse hacia el deber-ser de la organización
social, desde el Ser que lo conforma. El sentido y la dirección del orden, las
formas de gobierno, la legalidad y el poder, el Estado como forma estructurada,
institucionalizada del poder. La cultura
es entendida desde estos presupuestos, como sentido o vehículo de orden.
Vagan sus ideas a partir de la utilización
del lenguaje como forma de expresión de un pensamiento que le ofrece gran valor
a la tradición y a los grandes clásicos de la Historia de la Filosofía. No en
vano la palabra es para Roa su arma de lucha más asidua y en franco compromiso
con el decir martiano en torno a su función social opina: “La palabra ha caído
en descrédito porque los débiles, los vanos y los ambiciosos han abusado de
ella; pero todavía tiene oficio la palabra…Esclarecer, fundar y guiar es el
oficio de la palabra. Los versos se han de hacer…para castigar con ellos, como
un látigo, a los que quieren quitarles a los hombres su libertad; se han de
hacer para ser útil al mundo. En el mundo, si se lleva con dignidad, aun hay
poesía para mucho” (Roa, 1959: 70).
Sus presupuestos iniciales los construye al
situar como “estrella polar” de este debate y de su obra a la justicia social, valor que encierra un
contenido ético y político por excelencia, por cuanto es principio universal
que guarda en su seno reminiscencias históricas, al corresponderse con su
visión humanista de lo social. Sobre esto escribe: “…La idea de la justicia
social…es un valor histórico y no intemporal. Su sentido varía con su
contenido. La idea de la justicia social que contempla Platón en su Politeia no es la misma que deduce
Roberto Owen del beneficio; mas, no obstante su sentido concreto y cambiante,
ha iluminado siempre y continúa alumbrando, con ideal refulgencia, la vigilia
febril de los afanados en darles a los hombres un ordenamiento social que
garantice su vida biológica y promueva su ascenso cultural sin más limitaciones
que su propia vocación y actitudes” (Roa, 2001: 24). Esta categoría de amplia
referencia en su obra es la que le permite construir un pensamiento no ausente
de deconstrucciones teóricas que admiten la reelaboración de criterios y
supuestos necesarios a emplear ante la labor intelectual de comprensión de lo
social que se plantea.
El
enfoque cultural admite las confluencias
de teorías, lo conduce a pensar en su categoría matriz, la justicia social,
como principio que estructura todo el universo de lo social y en especial el
político, en sus múltiples y diversas dimensiones, económicas, políticas,
éticas, estéticas, entre otras.
Se
trata de una definición de justicia social donde confluye una lectura de
múltiples tendencias. Es la construcción de un orden social sobre la
potencialidad humana. Esta se postula por la creación de valores y virtudes que
al representar épocas varían siguiendo el contenido específico y la peculiaridad
de formación de la civilización mundial.(...)
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